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Preguntas frecuentes

¿Que es la psicosis cicloide?
Es una enfermedad de raro diagnóstico, si bien su frecuencia es probablemente mayor de la estimada.

Se trata de episodios de psicosis (delirios y alucinaciones) que aparecen de una forma abrupta, a lo largo de pocos días o hasta una semana. Suelen ser muy llamativos por el comportamiento tan desorganizado y extraño que suelen presentar las personas que lo padecen, cuya conducta había sido rigurosamente normal hasta entonces.

Puede ser similar a un “brote psicótico” típico de la esquizofrenia, pero es fundamental diferenciarlos, ya que son dos enfermedades completamente diferentes en cuanto a su evolución, pronóstico y afectación del estado general del individuo.

En el caso de un único episodio, se suele diagnosticar “Episodio Psicótico Agudo Polimorfo”, pero ante la repetición del cuadro, meses o incluso años después, nos encontraríamos ante una Psicosis Cicloide, cuyo abordaje exige unas características determinadas.

La “Manía Confusa”, la “Bouffée Delirante”, la “Psicosis Puerperal” o, incluso, para algunos, las “Psicosis Psicógenas”, están incluidos en este marco diagnóstico.
Trastornos del comportamiento Alimentario (TCA)
Como su propio nombre indica, el TCA es una alteración de la conducta relacionada con la comida. Es la pérdida de unos hábitos alimenticios adecuados, caracterizados por unos horarios de comidas estables y periódicos, y una cantidad y calidad de la alimentación adecuada y dirigida a la promoción de la salud, la supervivencia o el placer.
No se debe identificar los TCA con la Anorexia Nerviosa y la Bulimia, tristemente famosos en la época que vivimos. Los TCA abarcan una gran cantidad de comportamientos enfermizos relacionados con los hábitos alimenticios, y todos ellos pueden suponer un riesgo para la salud.
¿Que es la anorexia nerviosa?
La Anorexia Nerviosa existe desde la antigüedad, siendo diferentes las razones que a lo largo de la historia han arrastrado a padecerla a personas de todo tipo y condición social. Mucho más frecuente en mujeres, ya desde antiguo, si bien cuando afecta a los hombres suelen ser trastornos graves.

Suele existir una alteración de la percepción de la propia imagen, con un temor morboso al sobrepeso y la obesidad, lo que condiciona una alteración en los hábitos alimenticios y conductas dirigidas a conseguir la delgadez deseada, como por ejemplo el ejercicio.

Las principales características de la anorexia nerviosa son el rechazo a mantener un peso corporal mínimo, un miedo intenso a ganar peso y una alteración significativa de la percepción del cuerpo. Las mujeres afectadas por este trastorno pueden sufrir amenorrea (falta de regla) aunque hayan pasado la menarquia (primera regla).

Generalmente la manera de conseguir la pérdida de peso es mediante una disminución de la ingesta. Aunque las personas con anorexia empiezan por excluir de su dieta todos los alimentos con alto contenido calórico, la mayoría acaba con una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos, o incluso a la restricción total, negándose a la ingesta. Existen otras formas de perder peso, como la utilización de “purgas” (vómitos provocados) u otras conductas compensatorias como el ejercicio físico excesivo o la ingesta de laxantes o diuréticos.

En la anorexia nerviosa se distinguen dos subtipos:

• El Tipo Restrictivo puro
• El Compulsivo Purgativo

En el primero la pérdida de peso se consigue a base de una dieta estricta con o sin la realización de ejercicio intenso. En el segundo este tipo de conductas restrictivas se acompañan de episodios de atracones, purgas u otras conductas compensatorias.

Normalmente los pacientes presentan, de forma cíclica, ambos tipos.
¿Qué es la Bulimia nerviosa?
La Bulimia Nerviosa describe la necesidad que el individuo tiene de alimentarse de una forma excesiva y compulsiva (que produce un efecto de satisfacción o desahogo), seguidas de conductas de compensación del "atracón", normalmente dirigidos al manejo de los sentimientos de “culpa” producidos por este episodio de “descontrol”.
Suelen alternarse con períodos de restricción alimenticia.

Tanto la una como la otra afectan preferentemente a mujeres jóvenes, generalmente después de la adolescencia.
No existe una causa única que produzca la enfermedad, y podemos encontrar factores de personalidad que predisponen a su aparición, factores sociales o culturales, factores biológicos e, incluso, genéticos no bien conocidos. Así, en los individuos que presentan bulimia nerviosa suele haber una prevalencia de obesidad en la niñez y de obesidad en sus padres mayor de lo habitual. En los enfermos de Bulimia y Anorexia se describen alteraciones biológicas relacionadas con la regulación de la conducta alimentaria y con los mecanismos de saciedad.

La Anorexia y la Bulimia Nerviosa son enfermedades que pueden ser graves. No se debe frivolizar sobre el miedo a engordar de estas personas, ni tacharlas de víctimas fáciles de una moda para muchos incomprensible.

La intervención precoz en los casos de sospecha de estas enfermedades es fundamental, mejorando drásticamente el pronóstico.

La terapia psicológica es imprescindible para el manejo de estos problemas, si bien en muchas ocasiones se pueden beneficiar de un tratamiento farmacológico coadyuvante.
Comedores compulsivos. "Binge eating"
Existe una relación entre el sobrepeso, la obesidad y la ansiedad. Puede ser que la obesidad nos lleve a la ansiedad, o bien, que la ansiedad nos lleve a aumentar de peso, cerrándose así un círculo vicioso muy difícil de romper.

En cualquier caso, estamos frente a personas cuya finalidad a la hora de la ingesta es diferente a la salud, la supervivencia o, incluso, al placer. El estímulo para seleccionar el momento o la calidad del alimento no es el apetito, sino la ansiedad patológica, y la sensación de saciedad es difícil de percibir y, aunque se presente, no es suficiente como para dar por finalizada la ingesta.

Se trata de personas que han perdido el control sobre lo que se come, la cantidad que se come y cuándo se come. Personas que suelen tener una relación “patológica” con la comida.

La mayoría de los comedores compulsivos tiene sobrepeso o incluso son obesos, pudiendo presentar las complicaciones médicas típicas de esta enfermedad añadida, como aumento en la presión arterial, los niveles de colesterol, diabetes y enfermedades cardíacas (el llamado Síndrome Metabólico).

El tratamiento del comedor compulsivo debe incluir manejo médico: lograr la normalización en la forma de comer a través de una terapia nutricional adecuada, rutina de ejercicio, y con frecuencia el uso de medicamentos para controlar la ansiedad o la pérdida de control.

La terapia psicológica resulta tremendamente útil pudiendo, en algunos casos, resultar imprescindible.

Existe una forma “nocturna” de esta enfermedad, caracterizada por unos hábitos alimenticios más o menos normalizados a lo largo del día, pero episodios de “atracones” durante la noche (“comedores nocturnos”), incluso interrumpiendo el sueño para hacer “excursiones” a la nevera.
¿Qué son los trastornos de personalidad?
Cada uno tiene una personalidad, una manera de ser, y ésta viene definida por una serie de rasgos que podemos considerar “mejores o peores”, que nos pueden gustar más o menos, pero que en general procuran servir como sistema de adaptación a nosotros mismos y a nuestro entorno.

Cuando el conjunto de esos rasgos de personalidad, o bien la predominancia de algunos de ellos, supone un comportamiento “disfuncional”, “desadaptado”, cuando nuestra propia manera de ser supone un conflicto con nosotros mismos o con nuestro ambiente, entonces se habla de un Trastorno de la Personalidad.

Se trata de un grupo heterogéneo de afecciones psiquiátricas que afecta a los sentimientos, pensamientos y conductas, resultando en una incapacidad para el desarrollo normal de la actividad social, familiar o laboral.

Los síntomas varían ampliamente dependiendo del tipo de trastorno de la personalidad y del grado de afectación. Generalmente comienzan pasada la adolescencia (la personalidad no se considera “formada” hasta los 18 años de edad).

Normalmente estas personas no buscan tratamiento por sí mismos hasta mucho tiempo después de iniciar los síntomas, una vez que su comportamiento ha causado problemas graves en sus relaciones personales o en sus trabajos, o cuando les diagnostican otro problema psiquiátrico, como un trastorno del estado anímico o drogadicción.
Aunque lleva tiempo tratar los trastornos de personalidad, una psicoterapia adecuada puede ayudar a estas personas, siendo en la mayoría de las ocasiones la base del tratamiento. En algunos casos, los medicamentos pueden ser un complemento útil para la terapia.
Trastorno límite de la personalidad (Borderline)
Esta enfermedad se asienta sobre una inestabilidad emocional (varía de la tristeza a la alegría de una forma constante y, característicamente, no de forma mantenida, continuada o periódica sino en un mismo día). Los enfermos suelen presentar sentimientos crónicos de vacío (incluso en momentos de aparente euforia). El estilo de pensamiento suele ser “dicotómico” (“todo es o blanco o negro”), pasando del amor al odio con extrema facilidad.

Suele existir una intensa angustia interior que a veces el paciente sólo sabe manejar mediante un funcionamiento autodestructivo, en ocasiones realizándose cortes en distintas zonas del cuerpo (toleran mejor el dolor corporal que el psíquico, o bien les relaja la observación de su propia sangre), u otras conductas más sutiles pero también con fines autodestructivos, como el consumo de drogas o la conducción temeraria.

Los intentos de suicidio son muy frecuentes en estas personas y a menudo imprevisibles. En ocasiones estas conductas pueden ser con una intención real de muerte, o a veces con el fin de “llamar la atención” que, en realidad, es su forma de pedir ayuda.

Desde el punto de vista del observador (la familia, la pareja etc.,) esta inestabilidad se refleja en la dificultad de trato, la volubilidad en las decisiones y en los comportamientos. Suelen ser muy difíciles de comprender, porque lo que les sucede es muy difícil de explicar, siendo su manera de expresarse a través de estos comportamientos “desadaptativos” (conocido con el término anglosajón acting out).

Por lo general el juicio de realidad está conservado, conocen la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, y las consecuencias derivadas de sus actos, pero en el momento de valorar si “merece o no la pena” tomar una u otra actitud, prevalece el “impulso al acto”, siendo terriblemente difícil el autocontrol.

La presencia ocasional de delirios o alucinaciones no siempre descarta el diagnóstico de Trastorno de Personalidad Límite.

En esta enfermedad es muy frecuente la existencia de patología comórbida, como las alteraciones del comportamiento alimentario o el consumo de drogas o alcohol, que tampoco contradicen el diagnóstico.
Trastorno obsesivo de la personalidad
Cuando la preocupación por el orden, el perfeccionismo, la necesidad de control de la situación, la preocupación por detalles carentes de trascendencia, y la estricta observación de las normas dominan la manera de vivir de una persona, puede tratarse de un Trastorno Obsesivo de la Personalidad.

Por definición, esta manera de ser supone un problema a la hora de relacionarse con los demás, si bien en estos casos la “percepción” de sus rasgos como “problema” puede estar ausente.

Suele tratarse de personas muy perseverantes, pero rígidas y obstinadas.

Es diferente del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), y no siempre termina derivando en él, ni todos los pacientes con TOC tienen por qué tener una personalidad previa obsesiva.
Trastorno histriónico de la personalidad
La actitud teatral de estas personas es lo más característico de los que sufren este trastorno.

No se sienten cómodos si no son el centro de atención, presentando una intensa sensación de frustración si otra persona está siendo el objetivo de las miradas. Su manera de expresarse es superficial y sujeta a cambios que no siempre se relacionan con una variación objetivable en el contexto.

Suelen utilizar el aspecto físico, la seducción y el comportamiento provocador como herramientas para conseguir sus objetivos.

Normalmente su forma de pensar es excesivamente subjetiva, mostrando dificultad para comprender y aceptar diferentes puntos de vista.

Típicamente están tan expuestas al entorno, a la opinión de los demás, que son sugestionables e influenciables.
Suelen abusar de la familiaridad, siendo normalmente desproporcionada la sensación de intimidad que siente hacia algunas personas y la que despierta en ellas.
Trastorno de personalidad paranoide
Se trata de personas desconfiadas, suspicaces y recelosas, que tienden a interpretar las cosas que suceden a su alrededor como maliciosas, dirigidas a aprovecharse de ellos, engañarles o incluso a hacerles daño.

Este patrón de pensamiento, como en todos los Trastornos de la Personalidad, es inflexible y mantenido. No se trata de una situación coyuntural en un determinado momento o ante una situación anecdótica, sino su “manera de percibir” el entorno y de relacionarse con el mundo.

En ocasiones este tipo de personalidad predispone al Trastorno Delirante o incluso a la Esquizofrenia, pero ni es su causa, ni todas las personas con este tipo de manera de ser desarrollan con el tiempo estas otras enfermedades.

Por lo general son personas de trato difícil, inaccesibles y rígidas en su manera de pensar.
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