Las rabietas son explosiones emocionales intensas y repentinas que experimentan los niños, especialmente entre los 2 y 4 años, aunque pueden extenderse hasta los 6 o 7 años en algunos casos. Se caracterizan por comportamientos como llanto intenso, gritos, pataleos, revolcarse por el suelo, contener la respiración o incluso golpearse a sí mismos o a otros.