El feminicidio representa la manifestación más extrema de la violencia de género, un fenómeno que trasciende el acto del asesinato para convertirse en un problema estructural arraigado en desigualdades históricas y construcciones socioculturales. Desde la psicología, comprender las dinámicas que conducen a esta violencia letal resulta fundamental para desarrollar estrategias efectivas de prevención e intervención.