El trastorno negativista desafiante implica un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigida hacia las figuras de autoridad. Si bien este trastorno tiene una relevancia clínica importante, es muy poco lo que se conoce al respecto; probablemente porque muchos especialistas lo consideran como una variante o manifestación del trastorno de conducta. En este sentido debe puntualizarse que padecer el trastorno oposicionista desafiante incrementa el riesgo de desarrollar un trastorno disocial de la conducta y de manifestar una personalidad antisocial en la edad adulta pero no debe identificarse con el trastorno de conducta propiamente dicho.
Se estima que el trastorno negativista desafiante tiene una prevalencia poblacional que varía entre el 2 y el 16%. Casi un 75% de los casos están relacionados con un trastorno de déficit de atención e hiperactividad, tanto es así que entre el 40 y el 60% de los niños que tienen diagnosticado un trastorno de déficit de atención e hiperactividad terminan desarrollando un trastorno oposicionista desafiante.
Generalmente los niños con un trastorno negativista desafiante suelen identificarse desde la temprana edad de los dos o tres años ya que sus conductas resultan muy disruptivas, llegando incluso a crear problemas familiares.