Expectativas

Expectativas: esa telaraña silenciosa

Las expectativas son esas creencias conscientes o inconscientes sobre cómo debería ser algo o alguien. Forman parte de nuestro día a día: esperamos que el trabajo funcione, que una amistad sea recíproca, que nosotros mismos alcancemos cierto nivel. Pero cuando la realidad no coincide, puede surgir frustración y malestar

¿De dónde vienen?

Sociales y culturales
La familia, la escuela, la sociedad moldean qué debería ser “normal”: tener una carrera, una familia, “éxito” .

Personales y automáticas
Creamos expectativas sobre nosotros y los demás de manera casi automática, basadas en experiencias anteriores .

Proyecciones ilusionadas
Idealizamos el futuro (una pareja perfecta, proyectos ideales) sin considerar la realidad puede no ajustarse a ese ideal lamenteesmaravillosa.com+6

La trampa de lo esperado

Cuando las expectativas son rígidas y unidireccionales, se crea una trampa emocional:

  • Frustración y decepción: “Pensé que lo lograría…” 

  • Rupturas en relaciones: “Él debía entenderme…” 

  • Pérdida de autoestima: “Si no lo consigo, soy un fracaso”

Se convierte en un proceso constante de apuestas internas que rara vez se cumplen.

Cómo gestionar nuestras expectativas

  • Reconocerlas y cuestionarlas
    Identifica las expectativas (“esperaba compañía cada día”) y pregúntate si son realistas o tienen fundamento .

  • Ajuste con flexibilidad
    En lugar de “debe ser perfecto”, cambia a “sería ideal, pero acepto lo que venga” 

  • Foco en el presente y lo que controlas
    Dirige tu energía a lo que depende de ti («me comprometo hoy a hacer X»)

  • Autoafirmación sin comparaciones
    Evita juzgarte con criterios externos; reconoce lo que haces bien y elige aquello que te nutre .

  • Conexión con la realidad humana
    Acepta los errores, las diferencias, los matices. Las personas no siempre encajan en tus guiones mentales

Casos prácticos

Caso 1: Sara, 35 años, ejecutiva

Expectativa: «mi equipo responderá siempre con entusiasmo”.
Realidad: algunos pedidos tardan, hay errores.
Cambio: redefine expectativas: “apenas retrasos, comunicación honesta”. Gana más calma y liderazgo positivo.

Caso 2: Miguel, 22 años, estudiante

Expectativa: “seré el más destacado de la clase”.
Realidad: obtiene resultados medios, se frustra.
Nuevo enfoque: “quiero mejorar gradualmente”, usar feedback para crecer. Disfruta el proceso, sin presionarse por un ideal rígido.

Conclusión: vivir sin trampas

Las expectativas no son enemigas, pero su poder reside en cómo las manejamos. Cuando son flexibles, acompañan y motivan. Cuando son rígidas, nos atrapan y nos hunden.

✅ El camino consciente consiste en:

  • Reconocer y cuestionar.

  • Ajustar con compasión.

  • Tomar responsabilidad por lo que puedes controlar.

Así, dejamos de vivir frustrados y comenzamos a construir una vida más auténtica y respetuosa, tanto con nosotros como con quienes nos rodean. ¿Te animas a soltar alguna expectativa y respirar de verdad?

Los comentarios están cerrados.